Saturday, November 28, 2015

¿Qué es, en sí, «entetanimiento»?

¿Qué es, en sí, «entetanimiento»? Sería algo como “permanecer amamantado como forma de entretenimiento o distracción perdurable”. Su efecto sería lo contrario de «destetar» —destetar en el sentido de apartar a los hijos de las atenciones y comodidades de su casa para que aprendan a desenvolverse por sí mismos.

La siguiente analogía podría ayudar a ubicar mejor la idea de entetanimiento: unos padres están desayunado en un restaurante y no pudieron dejar a sus hijos de tres y cinco años en casa, por lo que para que puedan desayunar en relativa paz llevan una distracción para los chicos (alguna pantalla con contenidos llamativos) que les ponen enfrente para mantenerlos entretenidos y así los chicos no den tanta lata.

Claro, el entetanimiento no trata de ir a desayunar con los hijos sino de un supuesto mecanismo en los procesos de la globalización socioeconómica actual. La analogía funcionaría así: la situación socioeconómica global (el desayuno) consiste en que sólo una parte de la población mundial (los padres) son los realmente necesarios para lograr que funcione la economía global (desayunar fuera de casa). El resto de la población (los chicos) que no es realmente necesaria para que funcione la economía global es parte inevitable de la situación, pero su condición es frustrante y se les debe mantener entretenidos para que no den tanta lata mientras que los padres hacen lo suyo.

La medida en que esta analogía refleje algo de realidad habrá que indagarla en los trabajos de sociólogos y economistas. Mi sugerencia, para empezar, es no tomar al entetanimiento como una conspiración que alguien hace en nuestra contra, sino como una especie de auto-sabotaje. El daño cometido a nivel personal en contra de uno mismo se debe al nivel de inconciencia de la facultad natural que todos tenemos para pensar críticamente. Tal facultad la tenemos sólo en potencia y es necesario desarrollarla de manera individual como parte de una disposición por madurar intelectualmente y por dejar atrás diversos sistemas de creencias propios de una infancia intelectual.

Todo esto es para reiterar, a manera de recordatorio, mi litigante conclusión: es imperativo regresar a los básicos del pensamiento histórico, filosófico y científico —digo, si de ser adultos estamos hablando.